Creo que muchos españoles siguen pensando que Japón es un país muy lejano, pero en realidad el aeropuerto de Tokio sólo está a dos películas en un avión y unas pocas horas de sueño.

Japón y España pueden ser muy buenos compañeros. De hecho ya lo son.
En el 2011, unos 330,000 japoneses visitaron España, un 45% más que el año anterior.
Esto significa que el interés por España crece entre los japoneses.

La relación internacional entre España y Japón comenzó bien pronto.
En 1549, San Francisco Xavier (por cierto, este Santo español es muy popular entre los japoneses) llegó a Japón como misionero, siendo posiblemente el primer español en alcanzar esta tierra. 

Pero no sólo eran los españoles los que sintieron curiosidad por conocer otros países.
En 1613, Tsunenaga Hasekura (llamado "Faxicura" en Europa), dirigiendo un grupo de 180 japoneses, embarcó rumbo a España para establecer relaciones comerciales.
Tras atravesar los Océanos Pacífico y Atlántico, a principios de 1615, fueron recibidos por el Rey Felipe III de España. El grupo se quedó algún tiempo en la zona de Coría del Río, cerca de Sevilla. Dicen que, los que se apellidan "Japón" en esta zona, son los descendientes de los japoneses de esta delegación de Hasekura que se quedaron en España. 

En los años que he estado aquí, he visto algunas diferencias en la metodología de trabajo entre España y Japón.
Quizá Japón sea, en muchos aspectos, uno de los países más sistematizados y metódicos. L
os proyectos en Japón se administran con unos planes minuciosos y lo más importante en ellos es el cumplimiento de cada paso. Es un método seguro pero rígido al mismo tiempo, y a veces se complica ante los imprevistos. 

La organización en España, es más flexible. Parece que la gente sabe que, muchas veces no es fácil ejecutar los planes exáctamente. Adaptan con facilidad el plan y tienen talento para improvisar. Al mismo tiempo, cuando es necesario, saben llegar a un nivel de concentración máximo para aumentar la velocidad de ejecución del proyecto sin que la buena calidad del trabajo se vea afectada. Esto da la impresión de ser algo inseguro al comienzo, pero finalmente, y a pesar de los imprevistos, que normalmente ocurren, es muy eficiente. 

Las dos metodologías son diferentes pero igualmente eficaces. Una puede complementar a la otra. 
Cuando trabajamos con la gente de diferente cultura, lo ideal es intentar sacar lo mejor de cada parte.
He comprobado que eso es posible y muy productivo. 

Japón es un gran mercado, potente, dinámico, pero también tiene su particularidad. 
Es un mercado cuya primera puerta no es fácil de abrir. Pero una vez dentro, es fiel con los que son fieles y sinceros con ellos. 

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